Esperábamos quizá un poco más de pirotecnia o que realmente terminara de explotar en contra del sistema opresor en Estados Unidos teniendo al presidente Donald Trump en uno de los palcos del Caesars Stadium, viendo atentamente lo que el rapero iba a presentar aludiendo al poder de la blanquitud que impera en nuestro vecino del norte.
Aunque no sucedió —porque seamos realistas, tampoco es como que pueda hacer demasiado en un show en el que a las primeras de cambio apliquen amplia censura— Kendrick Lamar sí envió diversos mensajes que hacen de este show de medio tiempo del Super Bowl, uno lleno de simbolismos que debieron explicarse posteriormente para entender cada una de las referencias que el intérprete de Humble y eterno enemigo de Drake, reveló durante su espectáculo, ampliamente criticado, por cierto.
Vamos un poquito al pasado…
No podemos negar —guste o no— que Kendrick Lamar es una de las figuras más importantes del rap de protesta (si se me permite el término) en la actualidad. Su música no sólo destaca por su calidad lírica y producción innovadora, sino también por su profundo contenido social y político. A través de sus letras, ha abordado temas como el racismo, la violencia policial, la desigualdad económica y la identidad afroamericana.
Sus álbumes, especialmente To Pimp a Butterfly, lanzado en 2015 y DAMN., del 2017, son retratos de las luchas que enfrenta la comunidad negra en Estados Unidos. Canciones como “Alright” se convirtieron en himnos del movimiento Black Lives Matter, por ejemplo.
A diferencia de otros raperos que usan metáforas abstractas, Lamar narra historias reales sobre la vida en Compton, la brutalidad policial y el trauma generacional. En good kid, m.A.A.d city relata su juventud en un entorno violento y cómo el sistema perpetúa la marginalización de los barrios negros.
Lo del domingo pasado no fue casualidad y no es que tenga que venir a explicárnoslo Javier Ibarreche en un TikTok definiéndolo incluso como “cine”. A mi parecer, fue más protesta lo hecho por Dre., Eminem, Snoop Dogg y compañía (entre ellos el propio Kendrick) que lo presentado por Lamar el 9 de febrero, sin embargo, no restemos tampoco relevancia al simbolismo y mensajes que envía a una generación que consume de una manera distinta la música y, sí, también las manifestaciones sociales a través de ella.

Samuel L. Jackson como el ‘Tío Sam’ que también puede ser afroamericano, aunque no les guste la idea
La presentación inició con Lamar y sus bailarines emergiendo de un Buick Regal de los años 80 sobre un escenario que simulaba un gigantesco control de PlayStation. El actor Samuel L. Jackson, personificando al “Tío Sam“, intervino en varios momentos, aportando comentarios satíricos sobre la política y cultura estadounidense.
La elección de Jackson no fue casualidad. El actor es conocido por sus discursos contundentes y su fuerte presencia en la cultura afroamericana y el cine. Su personificación del icónico Tío Sam, un símbolo del gobierno y patriotismo estadounidense, fue una crítica directa al sistema político y a la hipocresía del país en temas de raza y desigualdad.
Durante la actuación, Jackson hizo intervenciones con frases sarcásticas sobre el “sueño americano” y cómo este no siempre ha incluido a la comunidad negra. Su presencia añadió un tono teatral y cinematográfico al espectáculo, dándole una narrativa más clara y su actuación fue vista como una sátira al poder y la forma en la que Estados Unidos trata a las minorías.
Esta aparición reafirmó el carácter crítico y político del show de Kendrick Lamar, convirtiéndolo en uno de los más comentados de la historia reciente del show de medio tiempo de un SB.
Mensajes Políticos y Sociales
La actuación estuvo cargada de simbolismos. Durante “Humble.”, los bailarines, vestidos con los colores de la bandera estadounidense, se posicionaron de manera que representaban una bandera dividida, aludiendo a la polarización en el país.
Un incidente notable fue cuando un miembro del equipo de baile desplegó una bandera que combinaba los colores de Palestina y Sudán, con las palabras “Gaza” y “Sudán” inscritas, antes de ser retirado por el personal de seguridad. Este acto no estaba planeado ni formaba parte de la producción oficial del espectáculo, aunque por ahí, igual y Kendrick sí lo sabía.

Diosito te cuide mucho, Serena
Serena Williams se unió a Kendrick Lamar en el escenario durante la interpretación de “Not Like Us“, una canción que ha sido analizada como una crítica hacia Drake, con quien Williams tuvo una relación en el pasado.
La participación de Serena incluyó una breve, pero destacada ejecución del “Crip Walk“, un baile originado en Compton, California, que ha sido asociado con la cultura hip-hop y, en ocasiones, con mensajes de protesta.
Esta elección de baile, junto con su presencia en una canción dirigida a Drake, generó diversas interpretaciones y comentarios en las redes sociales. Y aunque pudiéramos hablar más sobre las alusiones a Drake, pero ya lo hizo mucho Kendrick durante el show.
El primer rapero en solitario
Esta actuación, producida por Roc Nation de Jay-Z, marcó un hito al ser la primera vez que un rapero en solitario encabezaba el espectáculo de medio tiempo, afirmando la posición dominante del hip-hop en el escenario del Super Bowl.
Porque sí, el que no haya sido tan ostentoso o que no haya incluido botargas de tiburones para llamar la atención, es también un mensaje contra esa parte de la industria con la que él no está de acuerdo.
Lleno de simbolismos y mensajes que a muchos gustaron, otros más no entendieron y muchos más criticaron, Kendrick Lamar ya hizo historia, les guste o no.