Hablar de Marco Antonio Solís es hablar de tristeza, pero no de esa que se grita. Es una tristeza inocente, que no culpa a nadie y que, si, te deja el corazón roto, pero tranquilo.
Y es que a diferencia de otros artistas que hacen canciones señalando con el dedo, El Buki no está en ese plan. Él escribe desde la nostalgia. No busca culpables, ni quiere hacer quedar mal a nadie. A veces solo canta lo que fue.
Más resignación, menos reclamo
En las letras de El Buki encontramos algo que muchas veces nos es difícil de aceptar cuando nos rompen el corazón, el cierre de una historia. Solo hay que escuchar “Si No Te Hubieras Ido”, donde más que reclamar y buscar un regreso, se limita a decir que la otra persona hace falta, pero acepta su ausencia.
Con “Me Vas a Hacer Llorar” hay algo curioso. Porque aunque pareciera que hay una pizca de venganza, en el fondo se siente más como una despedida.
Y “Más que tu amigo”, que incluso suena alegre, tiene ese toque agridulce que tantos hemos sentido cuando te resignas a no ser lo que esperabas, pero ahí sigues (de migajero diría la generación Z).

El Buki no te viene a decir que le eches ganas, viene a acompañarte y a quedarse ahí, mientras todo se desmorona.
Y por eso su música funciona: porque no te apura y no se enoja contigo. Solo está ahí, como el amigo que te dice lo que no quieres escuchar, pero en el fondo sabes que es lo que necesitas…